domingo, 23 de octubre de 2011

Sobre 678

Entrevista a Martin Bonavetti, director ejecutivo de Canal 7.

"678
nació en el contexto posterior a la crisis de la 125 en el que nosotros no encontrábamos una forma de comunicar un conflicto que los medios de comunicación habían estigmatizado de una forma violenta". 
 "Canal 7 no ha seis- siete- ochizado la pantalla. Pero se ha hecho de 678 el escenario de batalla sobre la razón de ser de los medios públicos." 
"678 más que burlón tiene como cierta soberbia por momentos, de una verdad revelada.Cuando el programa discute egos, se discuten nombres, se personaliza me parece que pierde mucho de su valor." 
"A 678 se le pide lo que ningún otro medio genera, se le pide que genere un debate en los términos en los que se considera que un medio de comunicación puede garantizar ciertos debates."
"Vos tenés 5 canales de aire, en 4 tenés el mismo discurso, entonces ¿cuál es la función de 678? ¿678 no puede equilibrar un discurso dominante, y como es en el espacio público la función es esa?"

Sobre construcciones discursivas. En 678 reina la paz.

El programa 678 criticó al periodismo “objetivo” con absoluta subjetividad; al discurso serio y sensacionalista de los programas de política respondió con un tono pasional y desafiante; se construyó como un agente de verdad "desarticulando" las "mentiras" de los medios opositores, y levantó la bandera de la pluralidad, igualdad e integración mientras denunciaba la defensa de intereses económicos particulares.

Así, sin perder de vista al adversario, 678 demostró un posicionamiento periodístico profesional, ético y defensor de las mayorías frente a la cooptación ideológica de los periodistas proclamados como "independientes", frente a la complicidad comunicacional con la dictadura y frente la ejecución de delitos de lesa humanidad por parte de los dueños del "monopolio".

Al “derroche de odio” de la oposición y las críticas por la "crispación" del kirchnerismo, el programa les respondió con un discurso de amor y fraternidad.

Complicidad retórica e ideológica con la audiencia. Un discurso de unión, humor, igualdad y respeto entre alidos; un discurso político en la construcción de claros adversarios.

678 fue y es todo lo que sus seguidores quieren ver. Cristina es presidenta de nuevo. En el programa reina la paz.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Síntesis

Igual que yo, en soledad, mirando para poder verme, quizás a mis palabras, dibujadas en algún lado. Mirando igual que yo, en soledad, en otro lugar, a lo lejos. 
Esperando un reflejo, un registro de mi en el otro. Callada y atemorizada, resignada y esperanzada.

domingo, 28 de agosto de 2011

Era Hamlet

No podía dejar de mirarlo. Estaba sentado en la mesa que daba a la ventana, leyendo en voz alta fragmentos de un libro que creí interesante. Lo acompañaban otros tres comensales  y  yo, que me esforzaba  por entender al menos una frase entre tanta palabra suelta que alcanzaba a oír. “Expresión corporal”, “relajación”, “dramaturgia”, “respiración”, se escuchaba entre cubiertos, bocinas, música hindú y otras voces.  

Tenía una mística especial. Era intriga, mirada, expresión exagerada, misterio al desnudo. El interés por seguirlo detuvo el tiempo y mi propia historia. Necesité saber quién era,  que estaba leyendo y por qué lo hacía, quienes eran los otros, qué escribían. Quería saber qué decía.

Durante todo mi almuerzo intenté sacar pistas para reconstruir una historia, que a esa altura iba a ser sólo mía. No fue por vergüenza ni por apuro, pero la intención de interrumpirlo se fue cayendo a medida que se alimentaba mi ansia por hallarlo sola.  

Fue hace más de una semana en un restaurant vegetariano de la calle corrientes, a la vuelta de varias salas de teatro.

Hoy lo volví a ver. Estaba en una foto entre relatos periodísticos, Hamlet y otras historias. 

Finalmente pude saber quien era, pero esta vez sin proponérmelo. Es actor y tiene una obra en cartel. Quizás lo vea por tercera vez en ese otro lugar, sabiendo que el goce por el descubrimiento no es el mismo sin la intriga por la espera.

miércoles, 17 de agosto de 2011

No era yo

Hablábamos, dormíamos, lo quería, me abrazaba...me tenía. Sabía sus ojos, entendía sus gestos, adivinaba sus palabras. 
Quise verlo y caminé. Grité, lloré, lo busqué, no alcancé. Desperté.

Medios de comunicación e influencias

Los medios influyen, sí. Pero desde mi percepción, la opinion y decisión de la gente esta entramada con un montón de otras mediaciones como sus interacciones cotidianas, la propia vivencia (planes, sensaciones, deseos), el conocimiento histórico y también el rol de los nuevos medios - redes sociales, que descentralizan el consumo y le agregan intercambio de opiniones a las lecturas.

Por eso le preguntaba a una amiga sobre cuantos de sus conocidos leían religiosamente un diario o escuchaban religiosamente una radio (aunque mi pregunta sea poco profesional). Claro que si uno ve en dos minutos de un informe un rejunte de Radio Mitre, Clarin, TN, La Nación criticando al gobierno, aumenta la creencia respecto a la influencia. Desde mi percepción, jamás me encontré con personas que digan todo el tiempo que no se puede salir a la calle por la inseguridad (y mucho menos que se queden encerradas por eso). Ni hablar si te vas a ciertas ciudades del interior.

De todos modos los fenómenos hay que pensarlos en contextos. No es lo mismo el consumo de medios en Capital Federal que en el campo u otras ciudades del interior del país (no soy experta en esto pero Canal 7 tiene llegada en casi todo el país y zonas aunque no por esto diría que mayor penetración que los privados). Tampoco es igual el consumo según "clases" sociales. Y que, además, creo que el gobierno logró hacer contrapeso a las críticas no sólo por los medios estatales sino también por sus propios actos - discursos, políticas y por los privados que también lo apoyan.

Entonces el mapa de medios y sentidos que circulan es muy rico, porque encima, a los efectos de los medios, se le sumó la discusión sobre esos mismos efectos, lo que implica que la recepción también se haya complejizado. Si la gente lee pensando al medio como actor político, cambia la idea de política al mismo tiempo que cambia la idea de medio.Y en las relaciones entre producción y recepción no sólo comienza a operar lo que los medios dicen sobre lo "real" si también lo que dicen (o construyen) sobre sí mismos. ¿Objetividad, independencia económica e ideológica, militancia, defensas éticas, partidarias, voz del pueblo...?.   

Habrá que estudiarlo de a poco, pero queda claro entonces, que ni los canales oficialistas ni los privados llegan de modo lineal a las audiencias. Y que por ende, tampoco los efectos del mapa de medios es un "River - Boca" entre los que la gente se desplaza sin otras mediaciones, aunque la metáfora haya quedado desactualizada.

viernes, 12 de agosto de 2011

Ausencias

Todos sabemos de vacíos, de faltas e incompletud, aún en sus indeterminaciones. Cuando algo muere, ¿cómo entender qué es lo que se pierde? ¿Cómo saber lo que luego se busca?.

La separación expropia la tenencia, y en poco tiempo la distancia convierte en lejano lo familiar. “Extraño a un extraño”, pude escribir alguna vez por ahí.  La búsqueda se emprende sobre algo imposible de encontrar, porque sólo algo mágico podría hacer visible lo invisible, para sanar faltas del pasado con fantasías sobre un futuro deseado.

Enamoramiento, fascinación, descentramiento, ausencia de uno mismo. Frente a la pérdida, la solución parece ser el llamado al otro, cuando quizás también debería hacerse a uno mismo, aunque la angustia se vuelva demasiado profunda para soportarla en soledad.

Cuando se va la otra parte, todavía quedás vos, el desafío es volver a encontrarte.

martes, 9 de agosto de 2011

Teatro: Sobre la obra Un tranvía llamado deseo, y la experiencia de ir al teatro

Un tranvia llamado deseo.
Teatro Apolo Av. Corrientes 1372
Funciones de miércoles a domingo.

Autor: Tennessee Williams. Adaptación y dirección: Daniel Veronese. Intérpretes: Diego Peretti, Erica Rivas, Paola Barrientos, Guillermo Arengo, Paula Ituriza, Gonzalo MartInez, Martín Policastro, Guillermo Aragonés, Beatriz Dellacasa y Guido Botto Fiora.


Desde chica me fascinaba creer en una ficción que se podía vivir como algo real en tiempo presente. A diferencia de los dibujos animados o del cine que rechazaba, el teatro me atraía por su instantaneidad y por la posibilidad de ver personas reales en los personajes (a menudo vistos por televisión)...por eso, la representación actoral me producía un efecto de realidad que me sumergía de lleno en la experiencia de ver para creer.

La famosa obra Un tranvía llamado deseo del dramaturgo Tennesse Williams y protagonizada en el teatro Apolo por Érica Rivas y  Diego Peretti, tuvo la terapéutica virtud de trasladarme al mundo de la ficción. 

 El relato (al menos en esta versión) se centra en la historia de Blanche, una ex maestra de colegio estadounidense que tras hospedarse en la casa de su hermana menor, Stella Dubois (Paola Barrientos) y su cuñado Stanley Kowalski (Diego Peretti), termina generando situaciones que desestabilizan la vida de la pareja. Blanche se preocupa por sostener una imagen de mujer correcta, inteligente y bella, objetivo que logra mintiendo y escondiéndose detrás de su maquillaje, su ropa, y una luz tenue que prohíbe cambiar durante toda su estadía.

Sus aires de diva y arrogancia chocan con la posición social de Stella y con las actitudes grotescas y violentas de su cuñado, a quien rechaza por "primitivo". A partir de esto comienza un conflicto con él, que se empeña por descubrir su verdadera identidad y con ella misma, desesperada por superar un pasado traumático y encontrar a un hombre que le brinde estabilidad y sustento económico.

La historia transita entre la búsqueda de aceptación, el deseo prohibido, los mandatos sociales y la violencia de género. Rivas explota al máximo la femineidad y el sarcasmo de Blanche, mientras que Peretti, a diferencia de papeles anteriores, sorprende con un personaje tosco, autoritario y machista. El elenco se completa con Paula Ituriza, Gonzalo Martinez, Martín Policastro, Guillermo Aragonés, Beatriz Dellacasa,  Guido Botto Fiora y Guillermo Arengo, que se destaca en el rol de futuro esposo de la protagonista.  

 Catarsis 

Cuando una obra despierta emociones en el espectador y logra transportarlo a una instancia de irrealidad (que también puede suceder con el cine, aún con todas sus diferencias) creo que florece la función social del artista. Si el arte ocupa espacios uno de ellos es, sin dudas, en la propia subjetividad del que lo recibe. Por eso el teatro puede hacer reír, reflexionar o emocionar hasta sentirlo en la piel.  

En la última escena de Un tranvía... la iluminación abandonó los claroscuros para dar paso a una atmosfera soleada. La llegada de la luz respondía a la resolución del conflicto, pero  al mismo tiempo generó un efecto particular en mí. Luego de dos horas sentí una especie de despertar, como si fuera el paso del sueño a la vigilia. El deslumbramiento, similar al de la infancia, estaba llegando a su fin.

Teatro: Mi vida después, imperdible biodrama sobre historias de la última dictadura

Teatro La Carpintería
Jean Jaures 858
Capital Federal Teléfonos: 4961-5092
Web: http://www.lacarpinteriateatro.com.ar
Entrada: $ 55,00 y $ 35,00 - Viernes - 20:00 hs y averiguar por funciones los domingos a las 15. hasta el 30/09/2011

 
Dramaturgia: Lola Arias
Actuan: Blas Arrese Igor, Liza Casullo, Carla Crespo, Vanina Falco, Pablo Lugones, Mariano Speratti, Moreno Speratti da Cunha
                                          
 
Excelente la obra Mi vida despues, un biodrama sobre historias de la última dictadura militar de la joven directora y dramaturga Lola Arias. Los protagonistas son 6 jovenes nacidos a fines de los setenta y principios de los ochenta, que a través de elementos del pasado (fotos, audios, ropa...)  reconstruyen cómo era la vida de sus padres en esos años.
Entre los actores se encuentran Vanina Falco, hija del apropiador de Juan Cabandié, que pudo ser testigo del juicio por dar su testimonio en la obra y Liza Casullo, la hija de Nicolás Casullo,  que leyendo a los gritos y extasiada un fragmento del libro Para hacer el amor en los parques, logra el punto de máxima emoción y tensión escénica. Otro momento emocionante se logra cuando Carla Crespo recuerda que tiene mayor edad que su padre asesinado y  descarga su bronca tocando la bateria con una furia que se intensifica con cada golpe.

La obra es muy dinámica por la interaccion entre ellos (aunque las historias no se chocan), el uso de instrumentos musicales en directo,  y la expresión corporal usada para transmitir sentimientos y reconstruír los relatos como si ellos mismos fueran sus padres.
Las historias conmueven sin dar golpes bajos, con textos simples que no caen en lugares comunes para impactar en el público. La estética y la escenografía esquiva lo lúgubre, y junto con la música en vivo, recontruye una especie de garage rockero, que le aporta frescura y juventud a la obra.  
Imperdible.  
Entrevista a Lola Arias - Página 12

lunes, 8 de agosto de 2011

A las palabras no se las lleva el viento

"Hay un tipo de crítico que se pasa todo el tiempo disecando lo que lee para encontrar ecos, imitaciones e influencias, como si nadie fuera sencillamente sí mismo, sino alguien compuesto por un montón de otras personas." Stevens



Muchas veces escuché que a las palabras se las lleva el viento, y que por eso en lugar de ellas deberían haber “hechos” que demuestren “realmente” aquello que se quiere expresar. Pero los hechos significan tanto como las palabras y las palabras dichas también son hechos, no simples sustancias. ¿Por qué  entonces se valoriza más a uno que a otros, en una falsa dicotomía?

Las palabras emocionan, informan, duelen… Con el lenguaje pintamos, escribimos, escuchamos una melodía, pensamos y también soñamos, aún cuando intentamos escapar de la aturdida vigilia.

Parece ser que creímos en un lenguaje que se extingue con el paso del tiempo, con una brisa o con otras palabras que lo sustituyen. Pero esa ilusión se derrumba cada día, cuando la nostalgia deviene en ecos que resuenan y cuando muchas palabras no alcanzan para sanar lo que provocó una sola.

El consejo de “tomarlo como de quien viene” es imposible de ejercer cuando lo que hiere no es quien te lo dice si no lo que se dice, porque la palabra ajena se vuelve propia cuando la escuchamos y resignificamos, con todos nuestros miedos, creencias e ilusiones.

El filósofo Emmanuel Levinas escribió que “desde el momento en que el otro me mira soy responsable de él sin siquiera tener que tomar responsabilidades en relación con él.” La mirada implica reconocer a un sujeto y hacernos cargo de eso, con ética y cuidado. El discurso del otro nos interpela y en ese movimiento él también resulta interpelado. Quizás por eso nos asombramos cuando una frase desinteresada, sin siquiera proponérselo, es capaz de cambiarnos el ánimo o una perspectiva. La palabra va, regresa, sigue su curso infinito...

Capaz que considerándolas como hechos que se sienten en carne propia podamos entender sus dimensiones y alcances. A las palabras se las puede llevar el viento, pero siempre en algún lado quedan.




Dedico el texto a una persona que una noche, cuando pasé por un bar de Palermo me dedicó unas lindas palabras. Algunas de ellas seguramente están acá.

No era solo una mirada

"La experiencia de la ciudad es vivir entre fantasmas, entre figuras desconocidas que están demasiado cerca y sobre las que uno no indaga." Lola Arias. 
El problema es que no nos miramos. Pero un día pasó. 
Ascensor, 6 am. Vecina con cara de nada, neutra, me mira fijo a los ojos. Me pongo incómoda. Pienso que le gusto. Miro para otro lado. Me observo en el espejo. Se me ocurre que ya va a ceder. La miro por el reflejo. Me doy cuenta de que ella sigue en mí. No me queda otra. Pienso que debo afrontar la situacion. La miro. Nos miramos. Se confiesa. "Mi vida es una tristeza", dice. "La mia también", respondo. Me bajo. Llego a casa. Lloro.

Teatro: No me dejes así, como en la vida misma

La obra, dirigida por Enrique Federman, es una creación colectiva con colaboración del dramaturgo Mauricio Kartún. El acierto del guión está en los cambios emocionales que genera, algunas veces con naturalidad y otras con  golpes que impactan en el espectador.

Ficha técnica
Dirección: Enrique Federman. Autoría: César Bordon, Néstor Caniglia, Enrique Federman, Eugenia Guerty, Mauricio Kartun, Claudio Martinez Bel. Idea: Enrique Federman. Actuan: César Bordon, Néstor Caniglia, Dalia Elnecavé, Claudio Martinez Bel.

Cuatro personas se encuentran en una sala  de lo que puede ser un hospital o un velatorio y en medio de una dramática espera florecen conflictos personales, amores, deseos y anécdotas que remiten a un pasado en común. La obra No me dejes así, que se puede ver en Timbre 4, no tiene un argumento cerrado, sino que se sostiene a partir de dos elementos que se yuxtaponen con eficacia: la intriga y el suceso impredecible.  ¿Quién es la víctima de la tragedia? ¿Qué le pasó? ¿A quién se espera del exterior? ¿Quiénes son los personajes?


El guión es una creación colectiva de Eugenia Guerty, Claudio Martínez Bel, Néstor Caniglia, César Bordón, Enrique Federman, que la dirige, y la colaboración autoral del reconocido dramaturgo Mauricio Kartun. Las actuaciones están a cargo de César Bordon, Néstor Caniglia, Dalia Elnecavé y Claudio Martinez Belse, quienes logran emplazarse en cada movimiento. Todos ellos se destacan por su impecable expresión corporal, que aparece con naturalidad tanto en los gestos personales como en las sincronizadas acciones grupales.


Los personajes no tienen nombres propios y sus relaciones no están demasiado claras, ya que lo más profundo de su subjetividad aparece en otro elemento, sus cuerpos. Por esto, no es casual que los tres intérpretes masculinos hayan sido actores de clown, disciplina que también está presente por el uso de objetos que no abandonan al actor (o mejor dicho, que el actor no puede abandonar). 


Martinez Belse  (el del bolso) tiene una relación patológica con este elemento, al que protege como si guardara algo más significante que pañuelos o residuos; Elnecavé (ella) usa su cartera como si la tuviera sólo para sostenerla y tocarla con fuerza; y arruinar la ropa de Caniglia (el del traje) puede ser catastrófico.

Al no delimitar un lugar concreto, la escenografía de sólo tres sillas confirma las dudas y expande el campo para las situaciones absurdas. En No me dejes asi importa lo que pasa, pero no en donde. Como sucede en la vida, la irracionalidad está presente en los más diversos ambitos. 


Los actores se sientan, caminan, se van, vuelven, corren, se tocan, gritan, e intercambian asientos sin parar. De este modo, la trama se convierte en un compulsivo encadenamiento de acciones que no tienen relaciones causales. A falta de explicaciones lógicas, un billete, un hoja de diario, un tapón del baño, un frasco de pastillas o simples pañuelos descartables se convierten en impensables disparadores  de discusiones, gags de comedia,  llantos y hasta picos de violencia. Durante toda la obra el espectador corre sin saber para donde. Sin dudas, el acierto del guión está en los cambios emocionales que genera, algunas veces con naturalidad y otras con golpes que impactan.

Frente a tanta agilidad, un momento de ausencia puede generar mucha tensión y desconcierto, como sucedería con un apagón en medio de una proyección cinematográfica. Una vez más la interpretación queda del otro lado, a cargo del espectador.