Las cosas de mi vida. El teatro, la tele, el periodismo, mis vivencias cotidianas. Cuando escribo, callada. Cuando hablo, siempre convencida.
miércoles, 22 de octubre de 2014
Dejémosnos de joder con Tinelli
Marcelo Tinelli fue destacado como Personalidad Destacada de la Cultura por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y un halo de sentido común ha invadido las críticas en las redes sociales. Responde a viejos conceptos naturalizados sobre lo que significa Tinelli, o lo que ha significado.
Por eso, para no seguir reproduciendo cosas sin contextualizar, he aquí un punteo de mi opinión, para que además vean que no detesto el tinellismo (por si a alguien le importa, ji).
1) Marcelo Tinelli es cultura. Forma parte de la cultura de masas, o de la vieja cultura de masas. La tele es cultura.
2) Tinelli ya no hace con las mujeres las barbaridades que hacía antes. En la Tv pública tambien hay mujeres muy bellas mostrando piernas, escote y culo. Lo bien que hacen si se les antoja hacerlo.
3) Macri premió un concepto de cultura que él considera correcto porque él tiene el poder de decir qué es y que no es cultura. Por eso tambien puso a Violetta en el Planetario.
4) Lo que hace Tinelli no debería escandalizar a nadie porque no hace nada escandaloso ni rupturista. Tinelli hace 25 años que hace un tinellismo que hoy debería ya pasar desapercibido si no fuera porque Canal 13 tiene una superestructura que lo banca.
5) Peor que Tinelli es lo que hace Guapas con la política. Eso es más sutil. Tinelli también hace política, claro, pero se le nota a leguas.
viernes, 5 de septiembre de 2014
Yo conozco a Cerati
Murió Cerati después 4 años en coma. En algunos de nosotros
flotaba la sensación de que esos años podían ser muchos años más, como si el tiempo se
hubiera detenido en él o para él.
El final de eso, queríamos creer, sería un lumínico despertar. Algo así como un
milagro. Y entonces vendría la fiesta, porque no sería un final sino un nuevo
comienzo. Pero no fue así.
Hoy llegó el día en el que me vi a mí misma
yendo al cementerio con una flor en la mano y en el que vi a otros tantos iguales a
mí.
Este día entendí que no importaba si la agonía había sido de
4 años, de tres o de un minuto. O si el tiempo había podía precaver a algunas
almas atentas. Esta vez el final no fue un nuevo comienzo. El final fue EL final.
Dirán que habrá un más allá. Yo también lo creo. Pero acá,
en nuestra existencia... Acá, arrojados en este mundo del que poco entendemos, lo que duele es el
punto.
Porque al nacer y al morir no les cabe las categorías del tiempo.
Uno muere
y listo.
Nadie se pregunta cuánto tardamos en hacerlo (¿o acaso alguien puede
determinar el instante exacto de un “nacimiento”? Y aún más: si pudiéramos
saberlo tampoco importaría demasiado. Es la magia del acto lo que adquiere valor,
lo que merece su alegría o su angustia.
La muerte duele aún sabiéndonos mortales. Y esta vez, como dijo Pergolini, no murió cualquiera. Vivirá en su
música, quizás. ¿Es allí donde está su memoria?
Hay cosas para las que no tengo respuestas y aceptar eso me sienta un poco mejor. Es que, como dice, Mauricio Kartun: “No hay lugar más
inanimado que las respuestas”. Luego, cita a González Tuñón.
“Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad/ Una calle
que nadie conoce ni transita/ Sólo yo voy por ella con mi dolor desnudo/ Solo
con el recuerdo de una mujer querida. Está en un puerto. ¿Está en un puerto? Yo
he conocido un puerto. /Decir yo he conocido, es decir: Algo ha muerto".
Yo he conocido a Cerati, porque tengo dolor, porque lo vivo así, porque sus letras me duelen ahora.
Pero mañana infinitas personas y hasta yo misma, podremos redescubrirlo y volver a decir lo mejor: "¡Yo lo conozco! Yo conozco a Gustavo Cerati".
miércoles, 13 de agosto de 2014
Mientras el resto duerme, yo descanso.
Difícil tarea la de preguntarse por qué le gusta a uno tal o
cual cosa, cuando, como leí alguna vez, el gusto es lo más involuntario que
tiene el ser humano (muy a contramano de lo que aseguran algunas teorías sociológicas
sobre este tema, pero ese es otro cantar).
Involuntario o no, la cuestión es que dentro de las
preguntas por el gusto, hay una un asunto que gira en mi cabeza: me gusta la noche y por mucho tiempo no supe explicar el porqué.
Indagar en los
sentimientos no es tarea fácil, pensar tampoco lo es. Pero el esfuerzo en preguntarme
sobre este tema ha dado sus frutos. He aquí la respuesta: la noche, creo, funciona como un
refugio.
Creo que de noche, cuando todos duermen, el mundo se
detiene en cierta forma (esto, agrego, explicaría también por qué odio con todas mis fuerzas las
mañanas de gente corriendo al trabajo o lavando las veredas). El mundo se detiene o quizás se detiene parte de un
mundo que me atormenta; el de los ruidos acelerados, el consumo, el flujo de información
y los horarios, un ítem en el que me detendré especialmente.
Dirán que estoy loca (seguro que tienen razón),
pero quien anda de noche sabe que en oscuridad permanente el tiempo parece el mismo,
como si hubiera algo que quedara inmóvil (porque tiempo y movimiento van de la mano). El espacio, en consecuencia, tampoco es el mismo.
La noche da lugar a un lugar diferente, un lugar para el pensamiento, la
soledad y la desconexión del hacer/deber, esa premisa tan culturalmente calada
de que hay que producir, o "no perder el tiempo”. Básicamente (y esto es a favor
de los trasnocheros), en la noche no se pierde tiempo, porque –como dije- corre
de otro modo. El tiempo de noche es (casi) un tiempo improductivo y los que la amamos de ese modo nos orgullecemos de eso.
La noche soy yo bailando; estudiando
sin horarios, relajándome con copas; paseando a la perra sin correa, solitaria en
su cuadra; mirando películas; leyendo ensayos; escribiendo. Nada de lo que me
me disgusta está presente en mis noches. Y si alguna vez lo está, lo sufro sin
padecer, en silencio, tranquila, en ese escondite de silencio y pausa que sólo
ella me puede dar.
p.d: días después de escribir esto, buceando en algunas revistas viejas encontré una frase de Dolina que resume todo esto a la perfección: "Cuando era chico le preguntaba a mi madre si faltaba mucho para la noche porque la noche era como una interrupción de la vida".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)