miércoles, 28 de marzo de 2012

El llamado, la no respuesta

¿Por qué a veces la gente no responde ante el llamado del otro? ¿Miedo a qué tenemos? ¿Acaso sólo hay respuestas fabricadas, convenientes, premeditadas?
Dirán que la no respuesta también es un respuesta, y es cierto. El silencio puede ser bueno cuando uno sólo tiene para decir eso. Y sin embargo esta idea me perturba y entristece. ¿Tan frágiles somos como para quedarnos sin palabras o, peor aún, para no animarnos a decirlas cuando aún las tenemos? 
Pienso que cuando hay un llamado debe haber una respuesta. Creo en el diálogo y en el devenir de la palabra. Creo que siempre es mejor no esconderse, no esconderla. 
Quien se "llama" a silencio frente a la llamada del otro, escapa a la palabra. Yo la prefiero presente, la quiero viva.

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